Seguir o cancelar un contrato con Braskem: el costoso dilema del próximo gobierno de México
El próximo gobierno de México se enfrenta al dilema de cancelar
un contrato de suministro de etano entre la estatal Pemex y el consorcio
Braskem-Idesa o seguir con las millonarias pérdidas que le genera el acuerdo,
luego de que la sociedad liderada por la filial de Odebrecht dijera a Reuters
que no planea anularlo.
Ninguna de las opciones que afronta la administración que
asumirá el 1 de diciembre, liderada por Andrés Manuel López Obrador, es
sencilla.
De cancelarlo, la estatal deberá comprarle al consorcio el
complejo petroquímico Etileno XXI, valuado actualmente en 1,260 millones de
dólares, según un anexo del contrato visto por Reuters. El valor va
depreciándose hasta 100 millones de dólares 18 años después de la puesta en
marcha del proyecto, en 2034.
Si, por el contrario, la nueva administración decidiera seguir
con el trato que le ha generado un costo de oportunidad de 100 millones de
dólares al año desde 2016, según cálculos de Reuters basados en cifras
oficiales, Pemex podría seguir mermando sus finanzas si el precio del etano no
retrocede.
El etano es un hidrocarburo que se extrae del gas natural y se
usa para producir etileno, materia prima para la elaboración de productos
petroquímicos, en especial, los plásticos.
“No está en nuestros planes deshacer una relación contractual
positiva que hemos construido con Pemex y que trae beneficios a todos”, dijo a
Reuters Sergio Plata, coordinador de relaciones institucionales del consorcio
donde Braskem tiene el 70 por ciento y la local Grupo Idesa el 30 por ciento
restante.
“Comentarios sobre revisiones de contratos en el área
energética no significan que serán modificados (...) no es adecuado especular
sobre cambios contractuales”, agregó.
La próxima secretaria de Energía, Rocío Nahle, ha dicho que su
administración revisará más de una centena de contratos energéticos adjudicados
en licitaciones para descartar que hayan sido entregados incurriendo en hechos
de corrupción, incluyendo el de Braskem.
Asimismo, el presidente de la comisión de Energía del Senado,
el oficialista Armando Guadiana, dijo a Reuters que desde el Congreso avalarán
el escrutinio.
“El contrato con Braskem es muy dañino a los intereses de
México (...) se le hicieron demasiadas concesiones a Braskem, que son muy
dañinas económicamente para México. Mi opinión es que se revise el contrato”,
aseguró.
GOLPE A LA INDUSTRIA Antes de que Etileno
XXI entrara en operación en 2016, Pemex tenía un exceso de etano, al punto que
lo reinyectaba a sus ductos.
Pero hoy, luego de un declive sostenido en la producción de
hidrocarburos en años recientes, los 88,000 barriles por día (bpd) de etano son
insuficientes para alimentar sus complejos Morelos y Cangrejera con 66,900 bpd
y, además, cumplir con el contrato con Braskem-Idesa, que la obliga a entregar
66,000 bpd.
Este año, por primera vez, la estatal recurrió a la importación
de etano. En abril, la firma lanzó una licitación para suplir a sus complejos
que se encontraban trabajando “a muy baja carga”, según un documento de la
empresa visto por Reuters.
A fines de mayo, la oferta de 231.3 millones de dólares de la
saudí SABIC ganó la licitación para suministrar 720,000 toneladas de etano
líquido a Pemex Etileno hasta 2020, según el fallo de la licitación al que
Reuters tuvo acceso.
Pero según reportes de mercado, el trato con SABIC no se llegó
a firmar y Pemex se decidió por el segundo postor, Vitol. La firma, con sede en
Suiza, pidió 237.6 millones de dólares por enviarle la misma cantidad de etano a
Pemex Etileno, según un acta de la evaluación técnica vista por Reuters. Vitol,
Pemex y SABIC declinaron comentar sobre la operación.
El presidente suplente de Pemex Etileno, Rodulfo Figueroa, dijo
que el tema de suministro de materia prima “es el problema más serio que
enfrenta Pemex Etileno”, según la transcripción de una reciente sesión del
Consejo de Administración de la firma.
En caso de que se quedara sin suficiente materia prima para sus
plantas, la firma tendría que detener sus craqueadores y, según sus propias
cifras, el costo de volver a arrancarlos tras una semana de paro es de unos 2,6
millones de dólares.
Braskem-Idesa dijo que el origen de la falta de etano se debe a
una insuficiente producción nacional que no refleja las proyecciones realizadas
por la estatal, pero sostuvo que “está comprometido con Pemex para encontrar
soluciones que incrementen la disponibilidad de etano en México”.
BAJO SOSPECHA Según el contrato, que
incluía la construcción del complejo industrial Etileno XXI, la filial de Pemex
-hoy Pemex Transformación Industrial (PTRI)- se comprometió a vender el etano a
Braskem-Idesa a 0,16 dólares por galón cuando su valor en 2010 era de 0,5
dólares por galón y hoy es de 0,40 dólares.
Por ese descuento y debido a una menor disponibilidad, en los
10 meses de 2016 en que operó la planta desde su puesta en marcha, Pemex tuvo un
costo de oportunidad de 103 millones de dólares, de acuerdo a un informe que el
auditor estatal presentó este año al Congreso.
Usando estadísticas de Pemex, Reuters calculó que la estatal
dejó de percibir una cantidad similar durante 2017 y alrededor de 50 millones de
dólares en la primera mitad de 2018.
Además, si durante la vigencia del contrato Pemex no cumple con
suministrar a Etileno XXI los 66,000 bpd de etano contratados, deberá pagar una
multa de hasta 300 millones de dólares anuales. En 2016 la multa llegó a 9
millones de dólares.
“Si prevalecen las condiciones que se presentaron en 2016 (...)
la operación de la venta de etano al Complejo Etileno XXI continuará siendo
deficitaria por lo que resta de la vigencia del contrato”, dijo la Auditoria
Superior de la Federación.
En su informe, la entidad, que depende de la Cámara de
Diputados, sugirió revisar y actualizar fórmula del precio.
Un vocero de Pemex dijo a Reuters que “el acuerdo fue legal y
respondió a las condiciones de mercado de aquel entonces. No hubo dolo ni
irregularidades” y Braskem-Idesa aseguró que “no existe precio preferencial en
el etano suministrado”.
“Hubo una falta de previsión por parte de Pemex”, dijo a
Reuters Luis Miguel Labardini, un consultor en energía que ha revisado muchos
contratos de la estatal. “A quien negoció este contrato le daría el beneficio de
la duda, no de haber actuado de mala fe, sino de haber actuado con
negligencia”.
El propuesto por López Obrador para ser secretario de
Transportes y Comunicaciones, Javier Jiménez Espriú, es miembro suplente del
consejo de administración de Idesa, propiedad de su familia política, y su
esposa tiene un porcentaje de acciones en el Grupo Idesa.
Sin embargo, dijo a Reuters que aunque conoció de la existencia
del contrato, no supo de sus términos ni votó su aprobación, ya que ello
correspondió al consejo del consorcio Braskem-Idesa.
“Idesa no tiene nada que ver con el escándalo de Odebrecht”,
dijo a Reuters.