Ecuador restringirá la entrada de venezolanos por la llegada de 4.000 al día
Atravesar la frontera era solo un paso, tedioso pero sencillo, para los más
de 4.000 venezolanos que entran cada día a Ecuador. Tras obtener el sello
migratorio, el terreno empezaba a allanarse en su camino hacia una nueva
oportunidad lejos de la escasez de Venezuela. Pero la situación ha cambiado. El
Gobierno ecuatoriano ha anunciado este jueves que, a partir del sábado no se
permitirá la entrada de ningún venezolano en el país sin que presente su
pasaporte. Un nuevo requisito que, además de restringir las preferencias que la
ley ecuatoriana ya concedía a los vecinos de Sudamérica, complicará aún más el
atropellado éxodo de los que huyen de la crisis de Venezuela.
Desde inicios de 2018 aproximadamente 547.000 venezolanos han ingresado a
Ecuador a través de la frontera colombiana, a un promedio diario de entre 2.700
y 3.000 hombres, mujeres y niños, estima el Alto Comisionado de las Naciones
Unidas para los Refugiados (Acnur). Tras declararse la emergencia migratoria la
pasada semana, este organismo de la ONU señala que "la afluencia está aumentando
y, en la primera semana de agosto, ingresaron al país cerca de 30.000
venezolanos (más de 4.000 por día)". No obstante, solo el 20% del más de medio
millón que ingresó este año se instaló en Ecuador en busca de una nueva vida,
unas 72.000 personas hasta julio, según las cifras oficiales.
“El Gobierno ecuatoriano, en línea con su lucha frontal contra los delitos
como la trata y el tráfico de personas, a partir de este sábado exigirá que
todas las personas que entren a Ecuador presenten obligatoriamente su pasaporte.
Al mismo tiempo, exhortamos al Gobierno venezolano para que, de una vez, haga
todos los esfuerzos políticos y, sobre todo, sociales con el fin de que sus
ciudadanos no tengan que pasar por la muy difícil situación de dejar su país”,
anunció el ministro del Interior, Mauro Toscanini, tras un encuentro de
migrantes venezolanos con el presidente ecuatoriano, Lenín Moreno.
La medida levantó rápidamente polémica por entrar en contradicción con la Ley
Orgánica de Movilidad Humana, que solamente exige un documento nacional de
identidad a los ciudadanos sudamericanos que quieran ingresar, circular o salir
de Ecuador. Pero también porque acorrala aún más a los venezolanos. La
Defensoría del Pueblo ecuatoriana pidió a Interior y a Cancillería que desistan
de aplicar ese requisito y exhortó a cumplir con la ley. El Ejecutivo sustenta
la decisión en un informe técnico que ha identificado “casos de trata y
explotación en migrantes” que entraron con su cédula. Y, justifica además, que
la ley permite el acceso con un documento de identidad vigente y válido.
La ONU ha identificado que cerca del 20% de los venezolanos recién llegados a
Ecuador "muestran necesidades específicas de protección y otras
vulnerabilidades, incluidas mujeres y niños en situación de riesgo, familias
monoparentales o personas con discapacidad, quienes necesitan asistencia
urgente". La violencia sexual está entre los riesgos principales a los que se
enfrentan las mujeres y las niñas procedentes de Venezuela, que representan el
40% de los inmigrantes, "en particular sexo por supervivencia y trata", señala
Acnur.
“Me atrevo a decir que muchos de los que se están apresurando en salir
últimamente lo hacen porque tienen el pasaporte a punto de caducar”, comenta
Juan Prada, abogado venezolano que ayuda a sus compatriotas desde la Asociación
Civil sin fines de lucro Mueve. “En mi país no se tiene lo más básico, ni comida
ni medicamentos, pero tampoco se están expidiendo pasaportes ni certificados de
antecedentes penales apostillados, que son documentos imprescindibles para
solicitar una visa de trabajo”, lamenta. La decisión de Interior, indica, es
incomprensible y contradice a la intención anunciada del Gobierno de querer
prestar ayuda a la comunidad venezolana. “Con eso, están poniendo un filtro
mayúsculo y eso va a ejercer más presión”, afectando a los demás países como
Colombia, Perú, Chile o Argentina porque la mayor parte del flujo migratorio que
llega a Ecuador está solo de paso.
Tras pasar la frontera con Colombia por el puente Rumichaca, los venezolanos
toman dos sendas: o van a la capital Quito o se dirigen al sur, hacia Guayaquil
o directamente al límite con Perú. Aunque los datos de llegadas totales han
crecido y en seis meses son ya el doble que en todo 2017, cuando llegaron unos
41.000 según Acnur. De ahí que la semana pasada se declarara la emergencia en
tres provincias para atender a los venezolanos con kits de higiene, agua
potable, infraestructura sanitaria y, sobre todo, con información sobre dónde
pernoctar (muchos de ellos pasan las noches en espacios públicos como la
estación de autobuses de Guayaquil) o cómo seguir su camino sin caer en engaños
o mafias.
“Lamentablemente, siempre hay gente sin escrúpulos que se aprovecha de la
desesperación. La falta de recursos hace que muchos venezolanos crucen a pie los
países, que duerman en plazas públicas y que otros les ofrecen trabajos con
condiciones de explotación laboral. Son vulnerables a la trata de personas, a la
explotación sexual, laboral…”, explica María Clara Martín. La representante de
Acnur en Ecuador reconoce que el perfil educativo, socioeconómico y las
condiciones de salud de quienes llegan ahora ha variado respecto al inicio del
éxodo. “Antes venía primero un padre o una madre, muy cualificado, para
encontrar un trabajo y ahora se ve más reunificación familiar y personas con
situaciones precarias de salud, mujeres embarazadas…”, apunta. La seguridad para
los venezolanos y para Ecuador es el argumento esgrimido por Interior para
justificar el nuevo requisito migratorio.