Sobre nuestra conducta como electores - Por Luis Hernández Patiño
Sobre nuestra conducta como
electores
Por Luis Hernández
Patiño
Ante la situación actual, no cabe duda que hay
muchos motivos para criticar la conducta de algunas de las autoridades y de los
representantes electos.Sin embargo, debemos reconocer que también habría
suficientes motivos para criticar la conducta política de los electores, entre
los que yo también me incluyo. Más aún, me atrevo a decir que la
crítica a nuestra conducta es un ejercicio pendiente.Sé que aquella crítica no es nada
popular, pero pienso que resulta necesaria y es bueno
realizarla.
En principio, me gustaría anotar que los hombres y
mujeres que postulan para representarnos en la función pública surgen de entre
nosotros mismos.Son sujetos de carne y hueso que, antes de llegar al municipio, a la
región, o al congreso, a lo mejor vivieron en nuestro barrio, se cruzaron con
nosotros en la bodega, en el paradero, o en la peluquería.Recordemos que noes
imposible averiguar sobre ellos, sobre sus antecedentes, sus capacidades y su
real vocación de servicio, si es que la tienen, considerando la gama de medios
con la que hoy contamos.
Pero, resulta que al llegar las elecciones, entre
nosotros hay electores que no muestran el más mínimo interés por enterarse.Por el contrario,
se cierran ante cualquier posibilidad de recibir información.Incluso, hay electores que adoptan
una actitud un tanto caprichosa, parecida a la de aquellas chicas que se
enamoran de un galán y no admiten que se les diga nada negativo sobre
él.
Nos equivocamos:
Cegados por el apasionamiento, enamorados de
caritas simpáticas, ilusionados con las promesas y ofrecimientos de campaña, hay
electores que ven a los candidatos como si estos fuesen seres importados de
alguna misteriosa galaxia.Los ven como si fuesen capaces de hacer todo lo que
dicen mientras se realiza el coqueteo electoral, y votan, pero votan porque sí,
porque sí y porque sí, sin medir ni meditar las implicaciones y posteriores
consecuencias de su voto.Luego de la elección, cuando la
situación se pone verde, se disculpan diciendo: “Nos
equivocamos”.
Más allá de un derecho:
Pensemos que el acto de emitir un voto, siendo un
derecho, es más que eso. Implica deberes
que se deben observar, como el de la responsabilidad que los electores
necesitamos asumir, al momento de decidir a quiénes les vamos a otorgar una
porción de poder.En consecuencia, es necesario tomar conciencia del
significado, de la trascendencia y el valor que tiene nuestra capacidad de votar
y elegir.
El pretexto no va:
Entre nosotros, los electores, hay quienes dicen
que los políticos son una tira de mentirosos.¿Es eso
cierto?Sí, pero en parte.No se puede generalizar en una
forma tan simple.En todo caso, una generalización de ese tipo
esconde un pretexto que no va, un mecanismo de defensa de los que votan por
votar.
Por cierto, la actividad políticano está exenta de la participación de aventureros,
bribones, sinvergüenzas, que juegan a la posibilidad de llegar al poder
mintiendo.Sin embargo, aquí me hago una simple pregunta
reflexiva y comparativa: ¿Por qué hay heladeros que salen a vender en
invierno?La respuesta es porque en invierno hay gente que
está dispuesta, y esperando, para comprar helados.En ese mismo sentido, hay electores
que están predispuestos a dejar que los
engañen.¡Y es de esto que algunos candidatos se aprovechan
de lo lindo!
Falta ya poco para el proceso electoral, tanto
municipal como regional, y vamos a ver a no pocos candidatos pidiéndonos que
votemos por ellos.Ante eso, estimados lectores (y a la vez electores) seamos muy celosos
del poder que vamos a asignarle a alguien mediante nuestro voto.No
podemos elegir al que nos hable bien bonito y nos suspire al oído, diciéndonos
lo que deseamos oír.Pongamos de nuestra parte,
reaccionemos y cambiemos nuestra conducta como electores.Pensemos que nuestro voto trae
consecuencias económicas, pero también morales.Pensemos, y no votemos por votar,
para salir del paso y no pagar la multa por no asistencia a las
urnas.