Derechos de pesca: La hora cero por: Carlos E. Paredes
1.Nuestro mar es uno de los
más ricos del mundo por los recursos hidrobiológicos que alberga. La gran
abundancia de estos recursos lleva aque su explotación registre una
altísima productividad y genere una renta económica significativa. Nuestras dos
principales pesquerías, anchoveta y pota, son enormes en relación a estándares
internacionales. Sin embargo, diversos aspectos de nuestra regulación pesquera
generan distorsiones que llevan a que destruyamos su valor en vez de
potenciarlo
2.Es inaudito cómo nos damos cuenta
de que el Perú debería ser la primera potencia pesquera del mundo. La naturaleza
nos ha bendecido con una enorme riqueza natural y nosotros no estamos explotando
esta oportunidad como deberíamos. Muchas veces, los intereses mezquinos de corto
plazo de unos cuantos priman sobre el bienestar de largo plazo de la
mayoría.
3.Tal como lo señala nuestra
Constitución, estos recursos son de todos los peruanos, pero no solo de los que
nos beneficiamos de ellos ahora, sino y sobre todo de las generaciones futuras.
Por lo tanto, el velar por la sostenibilidad de estos recursos debe ser una
responsabilidad compartida por todos los actores del sector. Pero asegurar la
sostenibilidad no viene gratis: cuesta, demanda recursos humanos calificados,
instituciones fuertes y tecnología de punta.
4.Seamos claros: nuestra riqueza
marina produce una enorme renta que debería ir en mayor proporción que la actual
al dueño último del recurso –el Estado- a través del pago de derechos de pesca
razonables. Sin embargo, en la actualidad, en la mayoría de nuestras pesquerías
no se paga derechos de pesca (regalías) y en aquellas que sí se paga, la regalía
es muy pequeña en relación a la renta del recurso que ha sido transferida a los
armadores privados, ya sean estos grandes o pequeños, industriales o
artesanales, formales o informales.
5.El análisis del régimen de
derechos de pesca vigente muestra que este es deficiente, carece de sustento
económico y no se guía por objetivos de política claros y compartidos. En este
contexto, no es sorprendente que la recaudación de derechos de pesca no permita
financiar lo que una administración eficiente y moderna de las pesquerías
demanda. Y, lo que es peor, hay poca transparencia en el uso de los escasos
recursos que se recaudan. El resultado: vamos perdiendo nuestro sitial en la
pesca mundial. ¿Cómo podemos asegurarla
sostenibilidad de nuestros recursos hidrobiológicos si no invertimos en
investigación, en supervisión y en capacitación?
6.Al cumplirse los 10 años de la
ley de cuotas individuales en la pesquería industrial de anchoveta, el Produce
ha anunciado que revisará los derechos de pesca. ¿¡Enhorabuena! Es hora de
hacerlo y hacerlo bien: de manera transparente, en base a objetivos y criterios
compartidos. Y como ya se dijo, no hay razón alguna por la que esta revisión de
los derechos de pesca esté limitada a esta pesquería. Si queremos ser la primera
potencia pesquera del mundo, como lo deberíamos ser, necesitamos financiar este
esfuerzo a través de derechos de pesca razonables y asegurar un uso transparente
y eficiente de estos recursos.
7.Es probable que algunos que hoy
hacen usufructo de nuestra riqueza pesquera sin pagar por ello o pagando muy
poco, se quejarán al tener que pagar más, pues a nadie le gusta que le toquen el
bolsillo. Sin embargo, hay que notar que en la actualidad más del 80 % del costo
de gestionar nuestras pesquerías se financia con impuestos generales, por lo que
hoy a todos los contribuyentes nos están metiendo la mano al bolsillo para
gestionar nuestras pesquerías en beneficio de unos
cuantos.