Los socialistas y los mercantilistas: Una alianza fáctica por Luis Hernández Patiño
Los socialistas y los mercantilistas: Una alianza
fáctica
Por: Luis
Hernández Patiño
Comienza ya el campeonato mundial de futbol, y es comprensible que tal
evento concite una gran atención, pero hay temas de nuestra realidad que no
pueden ser dejados de lado.Por ejemplo, este año tendrá lugar el proceso de
elecciones municipales, y creo que desde ya deberíamos ir examinando a los
diferentes sectores políticos que estarán participando.Hoy, veamos el caso de los
socialistas y su relación con un grupo que, de la boca para afuera, representa a
sus más grandes enemigos: los mercantilistas de la
derecha.
En principio, cabe señalar que la conducta política de los socialistas
está signada por una gran contradicción, que se da entre lo que estos dicen y
hacen.En
este caso, bien puede aplicarse aquel viejo refrán que reza: “Del dicho al hecho
hay mucho trecho”.
Hábiles en el despliegue de la farsa y el embuste, los socialistas son
los mejores practicantes y aprovechadores de lo que más han criticado a lo largo
de la historia. Así
pues, nadie fustigó tanto a los empresarios privados, a los propietarios de los
medios de producción, ni al modo de producción y cambio capitalista en sí con
tanto énfasis, lujo de detalles y fervor como los socialistas.Nadie pudo satanizar las reglas de la libre competencia, la dinámica de
la publicidad de la sociedad de consumo, el posicionamiento de productos en el
mercado, mejor de lo que los socialistas lo hicieron. Sin embargo, estos jamás se privaron
de la posibilidad de ser empresarios y propietarios, ni desdeñaron la
oportunidad de acumular riquezas.
Siendo tan ácidos críticos de la burguesía, los socialistas no tienen
ningún empacho a la hora de recurrir al derecho burgués para gozar de los
beneficios de este.Amando como aman a dictadores como Fidel Castroy a Hugo Chávez, entre otros
impresentables, los socialistas tienen la cara lo suficientemente dura como para
aprovechar la oportunidad que se les presenta de banquetearse de lo lindo con el
uso de las reglas de juego típicas de la democracia burguesa que, en el fondo,
ellos desprecian, pero que también utilizan para llegar al
poder.
Los socialistas aparecen reclamando justicia para los pobres.Sin embargo, la
experiencia demuestra que una vez instalados en los puestos burocráticos que
toman ya sea por la vía de las elecciones, por asalto o porque se subieron al
carro de algún golpista militar, como ocurrió en el Perú hace cincuenta años,
semejantes fariseos someten al estado al servicio de sus intereses, poniendo al
pueblo en la condición de fuerza productiva, que ellos explotan, hasta dejar a
ese pueblo sin fuerza.De ese modo, acumulan dinero, hasta
hacer fortuna, como en el caso de la dinastía castrista en Cuba y de la
boli-burguesía chavista en Venezuela.
¿Cómo explicar entonces la vigencia de los socialistas en la escena
política?La
respuesta a tal interrogante tiene que ver con diversos factores que juegan a su
favor.Sin embargo, creo que la vigencia política de los
socialistas está fundamental e íntimamente basada en una alianza fáctica, porque
no resulta nada casual la facilidad (algunas veces asombrosa) con la que estos
se mueven y figuran en la atmósfera de lo políticamente
“correcto”.
¿No tendrá que ver aquella vigencia con algún tipo de complicidad?Me hago la
pregunta porque, observando nuestra realidad, encontramos que hay un sector
mercantilista de derecha, el cual más allá de expresarle su caro amor a la
libertad, a la democracia y a la vigencia del estado de derecho, no se ha
interesado en ofrecerle a los miembros de la sociedad una visión de nuestra
realidad diferente, y a la vez esperanzadora, frente a la propuesta ideológica
que, en una forma camaleónica, los socialistas han venido
promoviendo.Quizás, por decirlo de algún modo, quizás aquel
sector mercantilista no se ha interesado en los asuntos doctrinarios, porque
considera que no es necesario gastar en eso; quizás, aquel sector entiende que
los ideólogos y los operadores políticos también se alquilan, aunque estos sean
de la izquierda, y por eso optan por buscarlos en la bolsa de lo políticamente
“correcto”.
Lo concreto es que, en la actualidad, los socialistas cuentan con las
sonrisas, las simpatías y una pusilánime lealtad de parte de un sector
mercantilista que, por lo que yo percibo, es capaz de defender lo indefendible,
llegando a poner las manos al fuego, si eso es lo que conviene, para así evitar
algún tipo de vacancia presidencial, o revocatoria como la que pudo haberse dado
no hace mucho en el municipio limeño.De ahí pues que estaríamos ante un social
mercantilismo, el cual me parece que termina siendo cómplice de la vigencia
política de los socialistas.
Desde que se inició la transición “democrática”, los socialistas se
fueron introduciendo en puestos públicos, y como consecuencia de eso, hoy
podemos ver cómo, poquito a poquito, le fue cambiando el color a nuestro
estado.Por
cierto, hoy nuestro estado está pintado de rojo, y no olvidemos que eso
ha sido también gracias a la cortesía de los mercantilistas quienes les
pusieron a los socialistas la brocha, la escalera y hasta la pintura para que
logren sus objetivos.
¿Es necesario enfrentar a los socialistas?Sí, por supuesto, pero también resulta necesario
desenmascarar a los mercantilistas de la derecha.No hay por qué no poner a estos al
descubierto y señalar la cuota de responsabilidad que tienen frente a lo que
viene ocurriendo con nuestro país.No podemos seguir dejando pasar el
tiempo en una forma indiferente, para después estar de sobresalto en sobresalto,
mientras que los socialistas y sus amigotes se relacionan bajo la sombra del
poder fáctico para alcanzar lujos y privilegios, dándole las espaldas al
pueblo.