La odisea de la tenista que podría perder un juicio millonario por sus posados en las redes
La atención del mundo del tenis no está hoy en las pistas, sino en los
tribunales de la corte federal de Brooklyn. Allí, la tenista Eugenie Bouchard,
protagoniza una demanda histórica contra la federación estadounidense de tenis a
raíz de una lesión sufrida durante el US Open de 2015. La canadiense reclama
varios millones de dólares en compensación por los perjuicios desencadenados a
raíz de un accidente ocurrido en las instalaciones del torneo. El caso ha
saltado a la opinión pública por las alegaciones de la defensa, que tilda como
“inconsistentes” las acusaciones remitiéndose a la actividad de la joven de 23
años en sus redes sociales y apariciones públicas, por ejemplo, como modelo de
bañadores. La tenista ya ha protagonizado con anterioridad diversas polémicas en
el mundo del tenis a causa del sexismo con el que ha sido tratada debido a su
físico, pero este juicio ha traspasado las pistas para convertirse en un nuevo
caso de una víctima culpabilizada por su comportamiento social. Esta es la
cronología de los hechos.
4 de septiembre de 2015, viernes noche. Eugenie Bouchard entra en una de las
salas habilitadas para los entrenadores tras clasificarse para los octavos de
semifinal del US Open. La por entonces número 25 del mundo recuperaba en ese
torneo el juego que la había llevado a ser una de las tenistas más prometedoras
del mundo unos meses antes, alcanzando la final de Wimbledon y las semifinales
en Roland Garros y Australia. En el suelo de la sala, mal iluminada, hay una
sustancia líquida, un químico usado para la limpieza, que le hace resbalar. El
golpe en la cabeza le produce tal concusión cerebral que se ve obligada a
retirarse del torneo. Seis semanas después, Bouchard denuncia a los
organizadores del mismo, la todopoderosa Federación de tenis de Estados Unidos,
por no alertarla de la presencia del líquido, pidiéndole la restauración
económica de los daños físicos, profesionales y psicológicos sufridos a raíz del
accidente. Bouchard, actual 116 del ranking de la WTA, solo jugó un partido más
aquel año en el que tuvo que retirarse por mareos y no ha vuelto a pasar de una
segunda ronda de un Grand Slam.
El juicio, que tiene lugar estos días, saltó de la prensa deportiva a la
generalista tras conocerse la petición de la defensa de incluir en el sumario
las publicaciones de las redes sociales de la tenista. El abogado de Bouchard,
que reclama varios millones de dólares en compensación por los daños físicos y
psicológicos pasados y futuros, los gastos médicos y las ganancias perdidas de
potenciales premios o patrocinios, ha tramitado una moción para que tales
publicaciones queden excluidas. La federación se remite a las múltiples
apariciones públicas de la tenista para negar los perjuicios psicológicos, que
abarcan desde una mediática cita con un seguidor de Twitter por una apuesta
durante la Super Bowl hasta el trabajo como modelo en el especial de bikinis de
Sports Illustrated. “Precisamente por ser una jugadora de alto perfil, y tener
muchos compromisos de esponsorización, tiene que salir a la luz pública”, afirma
su abogado en declaraciones recogidas por The New York Times. “Además, al menos
está generando unos mínimos ingresos para ella, ya que no ha podido generarlos
durante los torneos debido a la lesión”.
Durante todos sus años como profesional, el atractivo físico y la
espontaneidad de Eugenie Bouchard han sido una losa para ella por la mirada
sexista que predomina en el mundo del tenis, potenciador como ningún otro de ‘la
batalla de sexos’. El contenido de sus redes sociales difícilmente puede
distinguirse del de cualquiera otra chica de 23 años que dedique su tiempo al
deporte y al modelaje, pero ha estado en la diana de la opinión pública desde
antes incluso del propio juicio. Es habitual encontrar en cualquier tuit o
imagen publicada en su cuenta críticas e insultos de seguidores que le exigen
centrarse únicamente en el tenis, culpando a su vida privada del bajo
rendimiento reciente. Hasta la prensa especializada canadiense ha debatido sobre
si es justo criticarla por su vida pública. Unos comentarios que no han recibido
otros tenistas masculinos metidos a modelos de ropa interior, como por ejemplo,
Rafa Nadal con Tommy Hilfiger.
“En cada sesión de fotos, durante los últimos años, me han dicho que vuelva a
la pista de tenis, que me vaya a entrenar. Pero entreno seis horas cada día de
la semana, ¿qué quieres? ¿qué trabaje 24 horas cada día? Hay que lidiar con el
odio y no tomártelo como algo personal. Me lleva sucediendo desde hace un par de
años así que ya he aprendido cómo hacerlo”, declaró en una entrevista con CBS
Sports. El primer episodio machista vivido por la tenista que copó titulares
tuvo lugar en el Open de Australia de 2015, cuando un reportero le pidió a pie
de pista que “diera una vuelta” para que el público pudiera contemplar su
vestimenta. Este mismo febrero, tras conocerse su participación por segundo año
consecutivo en el especial de bañadores de Sports Illustrated, el director del
Open de Miami (el exjugador James Blake) se hizo eco invitándola a ella y a otra
de las tenistas que sirvió como modelo (Sloane Stephens) a formar pareja en su
torneo, obviando por supuesto los méritos deportivos necesarios para participar.
“Tengo la corazonada de que estas chicas podrían querer una invitación para
jugar el dobles. Me pregunto si los fans querrían verlas”, escribió en
Twitter.