Economía paralizada hasta que se solucione crisis política, por César Gutiérrez
Cerramos el año 2017 con el peor escenario económico de los
últimos diecisiete años, hay un cambio severo en las perspectivas que se tenían
hace dos semanas, cuando se pensaba que por mejores condiciones económicas
internacionales, en el 2018 podíamos aspirar a un crecimiento del 4%. El
origen, la gravísima crisis política creada por el gobierno en su intento de
sobrevivir a la vacancia presidencial que se planteó desde el Congreso.
Habrá cientos de ensayos sobre lo acontecido en el terreno
político, para la economía hay una realidad insoslayable, se ha perdido
confianza en el manejo del gobierno y se vuelve impredecible el futuro en el
corto y largo plazo.
En el corto plazo, desde el inicio de esta gestión se heredaron
problemas sectoriales, tanto en la gestión de mercados, como el caso de las
eléctricas y distribución de gas natural; así como en concesiones, caso
del Gasoducto Sur Peruano, Aeropuerto de Chinchero y Línea 2 del Metro. No solo
no ha habido soluciones, sino hasta frustraciones como el gasoducto y el
aeropuerto cusqueño. Iluso es pensar que en las condiciones actuales los temas
pendientes de resolver puedan ser solucionados, pues hay partes en conflicto y
la suspicacia sobre las decisiones con sesgo será muy grande.
En el mediano plazo, difícilmente se van a poder otorgar
concesiones. El modelo peruano basado en inversión íntegra o parcial con
cofinanciamiento estatal, para recuperarse en mensualidades en un horizonte de
largo plazo, requiere confianza que los contratos suscritos no sean
cuestionados. No serán suficientes las garantías de estabilidad contractual y de
solución de controversias en tribunales arbitrales internacionales. Estos
mecanismos son vistos por los inversores como excepcionalidades, pero desde hace
por lo menos 12 años se ha vuelto el hecho rutinario en el país, peor aún con un
gobierno tan debilitado como el actual.
Para la salida política no bastará un relevo ministerial; ni
esperar un blindaje fujimorista en sus alas Keikistas y Kenjistas, a los
posibles delitos cometidos por el mandatario. El problema será la
movilización callejera, que puede devenir en la caída del gobierno;
mientras tanto la economía estará inevitablemente en estado catatónico.