El estigma del lobbismo del gobierno de PPK, por César Gutiérrez
A escasos dos días que se realice en el Congreso de la
República, la sesión en la que se decidirá la vacancia presidencial de PPK, es
un despropósito pretender dar opiniones sobre actos futuros de gobierno. Lo
pertinente es comentar sobre lo que ha significado estos casi 17 meses de
gestión gubernamental en el sentir de los agentes económicos.
Desde que PPK fue electo, por sus antecedentes y del
entorno que lo rodeaba, se generó una interrogante: ¿la gestión de gobierno
estará exenta del lobby que tuerce voluntades en las decisiones?
La primera señal fue el cierre financiero de la Concesión del
Aeropuerto de Chinchero, en la región Cusco, donde la predisposición
gubernamental por el consorcio que tenía el contrato, Kuntur Wasi, primó al
interés del Estado. Por más despliegue mediático que hicieron, no pudieron
convencer no solo al Congreso sino al ciudadano de a pie, y el proyecto se
frustró. Desde ese momento quedó signada la visión del novísimo gobierno: el
beneficio del Estado estará en segundo plano y a preguntarse ¿cuál es el grupo
económico afín al gobernante? De allí se sabría la orientación de las
decisiones.
La duda ha estado presente en diversos proyectos y acciones:
Infraestructura para los Panamericanos; Proyecto de Modernización de Refinería
Talara; selección de estructuradores y emisores de bonos, tanto del
Ministerio de Economía y Finanzas, como de Petroperu; adendas de la Línea 2 del
Metro; contratos de exploración y producción petrolera otorgados sin concurso;
beneficiarios de la terminación del contrato del llamado Gasoducto Sur Peruano y
beneficiarios del Decreto de Urgencia 003-2017; entre otros.
Este clima de suspicacia, por el estigma de lobbista del
gobernante y su entorno amical, ha generado no solo malestar sino gran
desconfianza en el inversionista; me estoy refiriendo a un sentir que se
manifiesta en las conversaciones con los responsables de empresas y que en algún
momento sería importante ponderar cuantitativamente para conocer el impacto que
ha tenido en las decisiones de inversión.
Por todas las contradicciones en las que ha incurrido PPK sobre
su accionar entre negocios y manejo estatal, la vacancia debería ser un punto de
inflexión favorable a la inversión en el Perú.