La renuncia de Vizcarra - Por Juan Carlos Valdivia - EL MONTONERO
Columna
La renuncia de Vizcarra
23 de Mayo del 2017
Asumió su
responsabilidad política en el caso Chinchero
El
domingo en la noche era curioso ver cómo, mientras quien lo entrevistaba
insistía en que la interpelación era un intento de desestabilización de la
democracia, el entonces ministro Vizcarra trataba de explicar que, a pesar de
todo lo dicho respondiendo la interpelación, estaba dando por concluido el
contrato de concesión y su modificación que con tanto ardor había
defendido.
La
responsabilidad política que asumen los ministros ante el Parlamento es una
institución anterior incluso a la independencia de Estados Unidos o la
revolución francesa. Nace alrededor del 1700 como una práctica parlamentaria que
es respetada por los reyes ingleses de ese entonces. ¿Cómo una institución tan
antigua puede aún ser cuestionada como desestabilizadora?
La
democracia moderna reside en la participación del ciudadano y la rendición de
cuentas de la autoridad. Entonces los ministros tienen la obligación de rendir
cuentas ante el Congreso cada vez que este se los solicite, y el Congreso la
potestad de reclamar por la responsabilidad política del funcionario con una
censura. Así lo establece nuestra Constitución y es parte de nuestra tradición
constitucional desde antes de la guerra con Chile.
Un
ministro que ha sostenido reiteradamente que un contrato de concesión es viable
gracias a los cambios que él ha introducido, y que así lo ha sostenido formal y
reiteradamente ante la representación nacional, no tiene otro camino que el de
la renuncia cuando anuncia que ha tomado la decisión de cancelar dicho contrato
de concesión. Era la renuncia o esperar el deshonor de una
censura.
Lo
que hemos visto durante los últimos meses es un ministro tratando de
convencernos de que los cambios que había introducido en una concesión —que él
consideraba lesiva para los intereses nacionales— habían logrado hacer viable
una inversión. No tuvo la suficiente fortaleza para hacer lo que en su fuero
interno consideraba correcto. Tampoco supo conciliar intereses con la mayoría
parlamentaria, hecho que es necesario en cualquier democracia.
Martín
Vizcarra deja en una situación desairada a la bancada pepekausa y sus aliados
appistas, que durante la interpelación defendieron aquello que el ministro ha
anunciado como inviable. Muestra también la falta de oficio político en el
gobierno, que ha sido derrotado por la decisión de un contralor independiente. Y
la debilidad de quienes —desde el Parlamento y los medios— no han podido
defender a un ministro que además es el vicepresidente de la
República.
Ha
actuado correctamente Martín Vizcarra al asumir su responsabilidad política. Es
lo que debe hacer cualquier ministro. Esta es una lección para un gobierno que
aún no cumple su primer año: No se puede gobernar contra la voluntad de las
mayorías.