El reto de la naturaleza - Por Juan Carlos Valdivia - EL MONTONERO
Columna
El reto de la naturaleza
21 de Marzo del 2017
Nuestras
ciudades han crecido sin respetar la geografía
Hace
pocas semanas los limeños fuimos testigos de cómo un grupo de invasores, bajo el
título de “comunidad campesina”, obligaron a derivar al mar durante largas
semanas residuos fecales, porque ellos tomaron por asalto las pozas de oxidación
de Sedapal. La empresa estatal no pudo recuperar sus terrenos. Esto es una
muestra de cómo es nuestra relación en las ciudades: hemos abandonado la
planificación, dejando que asaltantes de terrenos sean quienes deciden hacia
dónde y para quiénes son las tierras que se pueden urbanizar.
Hoy
las inundaciones que se producen en la costa peruana son un llamado de atención.
El presidente Kuczynski había planteado trabajar la planificación urbana en las
principales ciudades, incluyendo el desarrollo de la capital. Este es un trabajo
que se halla en su fase inicial. Pero junto con ello hay que poner orden para
evitar que se ocupen zonas de alto riesgo en las cuencas de los ríos o que se
tomen por asalto las áreas de extensión (como viene sucediendo en Ancón y en las
pampas de San Bartolo)
Nuestras
ciudades han crecido sin respetar la geografía. Pero esto no fue siempre así. El
historiador inglés Arnold Toynbee reconoció a los incas como una de las
importantes civilizaciones de la historia universal por su capacidad de
responder ante los retos de la naturaleza: andenes e irrigaciones, ciudades en
armonía con la naturaleza. El antiguo poblador de estas tierras supo vencer con
ciencia y sabiduría los retos que una geografía algo hostil le
ponía.
Junto
con grandes obras de infraestructura, que nos han permitido irrigar desiertos,
hemos abandonado el desarrollo planificado urbano. Hemos dominado enormes ríos
para producir electricidad, pero no logramos dominar las torrenteras en época de
lluvia. Los limeños hemos visto en San Juan de Lurigancho, Huachipa o Punta
Hermosa cómo la naturaleza ha reclamado su espacio. En Chaclacayo, donde los
limeños adinerados pasan sus inviernos, la fuerza del agua los ha dañado al
igual que a los asentamientos humanos en Chosica. El agua ha invadido el centro
de Piura o Trujillo, y estamos hablando de las principales ciudades del país. La
Panamericana Norte ha sido dividida en varias zonas, cortando nuestro principal
eje económico. En las últimas semanas la carretera Central no logra recuperar el
tránsito normal.
Se
nos presenta el reto de la naturaleza. Que la respuesta de los peruanos de este
siglo sea digna de la vieja tradición de quienes ocuparon estas tierras en
siglos pasados.