No se mueva, no respire - Por Juan carlos Valdivia - EL MONTONERO
Columna
No se mueva, no respire
21 de Febrero del 2017
La
administración PPK se ha visto sobrepasada por la realidad
El
viaje a Estados Unidos del presidente Kuczynski esta semana coincide con la
presencia en Lima del juez brasileño Sergio Moro. Si bien el viaje de PPK tiene
en agenda una importante reunión con el presidente Donald Trump, Moro es quizás
hoy el personaje más importante de la política regional, al tener en su despacho
el caso de corrupción que afecta a más de doce países. Es una demostración más
de las prioridades del Gobierno.
Quizás
aún en el gobierno no son conscientes de que el combate a la corrupción marcará
la agenda del país durante los próximos años. Como lo han reconocido, está
afectando el crecimiento económico, es prioridad en la agenda parlamentaria y
resulta excluyente en los cuadros de comisiones de los medios de comunicación.
En lugar de aparecer liderando la lucha, desde el Gobierno parecieran más
interesados en aparecer como vinculados a las investigaciones. Han permitido que
la Comisión de Fiscalización interrogue al presidente por la designación del
consejero presidencial Carlos Moreno, cuando constitucionalmente el presidente
de la República es irresponsable durante el ejercicio de la presidencia.
El
presidente no ha logrado coordinar con otros líderes democráticos una posición
respecto a una serie de temas que aparecen como una necesidad de gestión
conjunta. Limitar cualquier coordinación a instancias como el Acuerdo Nacional o
la Coordinadora Anticorrupción, es no darle el verdadero nivel que corresponde.
Pareciera que al presidente Kuczynski se le hace difícil conversar con otros
dirigentes políticos.
La
verdad es que poco se le puede exigir a PPK, si no logra siquiera una posición
unitaria con su partido, ni con su bancada. Solo lidera su gabinete de
ministros, aunque más que liderar los deja funcionar con cierta independencia.
No hay una impronta política en su gestión. El Gobierno de PPK se ha visto
sobrepasado por la realidad. Si inicialmente le costó acostumbrarse a una
situación de dependencia de la mayoría parlamentaria fujimorista, hoy aún no
asume la situación en la que lo ha puesto el caso de la corrupción
brasileña.
Es
un gobierno que aparece confundido, sin norte, sin ambiciones. Sin un partido
que lo respalde —porque es más bien demandante de puestos—, sin una bancada que
lo blinde —porque le genera más problemas que soluciones—, con problemas no
resueltos en su estrategia comunicacional, el gobierno de PPK parece destinado a
seguir con las reglas que uno recibe cuando se va a hacer un examen de rayos X:
no se mueva, no respire.