NO LE PIDAN A ESA CUBA QUE HOY LLORE por: Luis Hernández Ptiño
NO LE PIDAN A ESA CUBA QUE HOY LLORE
Por: Luis Hernández Patiño
Ah, claro que según los políticamente correctos, o sea los
compañeros de la izquierda, todo
el mundo tendría que ponerse a llorar, a gemir, a gritar de dolor por la
“pérdida irreparable” de Fidel Castro.En buena cuenta, todo el mundo tendría que hacer lo mismo que ellos.Sin embargo: ¿Quién llora a la memoria
de los miles y miles que murieron incluso por oponerse a su tiranía?Y no me refiero solo a los cubanos, porque sus víctimas no fueron
solode la isla: también hubieron
víctimas en otros países en los que la tiranía castrista metió las manos para
auspiciar movimientos terroristas, como sucedió en el Perú de los años
sesenta.¿Podemos olvidarnos de
eso?
La necrofilia, la sensiblería barata, la ignorancia, el
fetichismo de la mercancía, en este caso ideológica, se juntan para producir
escenas conmovedoras como la que escuché por la radio, cuando una señora se
ahogaba entre sollozos al intentar comentar la noticia de la muerte de un
tirano, asesino, que se hizo multimillonario empobreciendo a todo un pueblo,
condenando a los jóvenes cubanos a dos opciones: a ser explotados por su
régimen, al peor estilo capitalista, o a terminar siendo devorados por los
tiburones del mar Caribe en el caso que quieran escapar de la explotación.En otras palabras: si el valor que
pudiesen producir las fuerzas de esos jóvenes cubanos no iban a ser
capitalizadas por Castro y su pandilla, entonces, esas fuerzas y los jóvenes
bien podían terminar en las gargantas de los tiburones, o en su defecto, si
lograban llegar a tierras de libertad, tenían que ser vilipendiadas sin límite
ni piedad, recibiendo calificativos tales como el de gusanos, título que se les
dio a los que se establecieron en Miami.Y lo peor es que, ante eso, los defensores de los “derechos humanos” eran
los primeros promotores y vendedores ideológicos de la figura del “comandante en
jefe” y de su producto llamado “revolución”.
Ahora, lógicamente, los compañeritos y compañeritas izquierdistas
se deben estar deprimiendo, pensando visitar a sus terapeutas, psicólogos tan
deprimidos como ellos, cuyos pacientes provienen de la pequeña burguesía y de
la aristocracia, porque los proletarios, esos que son utilizados como carne de
cañón por unos cuantos, no tienen plata para pagar la consulta.Sin embargo, ante los acontecimientos, es necesario entender la actitud
de los cubanos que hoy sienten algo diferente y que no tienen ganas de
llorar.
La Cuba real, esa Cuba de a pie, la que no puede gozar de las
ventajas de los turistas que van a Varadero, ya ha llorado bastante, ha tenido
que sacrificar mucho, ha visto partir a hijos, hermanos y padres, sin saber si
estos regresarían, si volverían a tener contacto con los familiares que se
quedaban en la isla.No le pidan a
esa Cuba que hoy llore y, si festeja…¿Por qué será?