Oleoducto Nor Peruano pesadilla para Petroperu, por César Gutiérrez
Un nuevo percance, el décimo del presente año, se registró en
el Oleoducto Nor Peruano (ONP); echando por tierra el optimismo del Presidente
de Petroperu, Augusto Baertl, que hace una semana predicaba en la prensa una
operación en cuatro o cinco semanas, bajo una novísima modalidad que debe estar
por patentar que ha denominado “seguridad acotada”. A la vez que ponía sus
esperanzas en un trabajo de inspección otorgado, no sabemos cómo, a la empresa
Compañía Operadora de Gas del Amazonas (COGA), la que tiene a su cargo el
poliducto Camisea-Lima, que por sus continuas fallas registradas desde su puesta
en operación comercial en agosto del 2004, no es el mejor referente a
exhibir.
Desde la empresa se menciona el argumento que la falla se debe
a terceros, de ser así, es una responsabilidad de la gestión en la petrolera
estatal, pues es reconocer que hay mal relacionamiento comunitario. Se entiende
que es una situación heredada por la actual dirección, pero cae bajo su
responsabilidad mantener los interlocutores del ejercicio anterior caracterizado
por la beligerancia. El relevo inmediato es una medida pendiente a tomar que
empieza a pasarle factura al “dream team” llegado desde las canteras del
empresariado.
Es importante que los agentes económicos, ciudadanos y
políticos; tengan claro que la empresa desde enero del 2015 viene incumpliendo
con las exigencias de la Integridad de Ductos, establecida en el año 2007
(DS-081-2007) y para su adecuación se le dio a Petroperu siete años,
transcurridos los cuales el Osinergmin registró que solo se había avanzado en un
45%. Puestas así las cosas es obvio que no todas las ocurrencias se pueden
atribuir a terceros, y que en el período 2013-2016, solo el mencionado organismo
le ha impuesto sanciones por 535 millones de soles, de las cuales ha cancelado
el 12%; judicializando y reclamando por el 88% restante.
Después del “affaire” Moreno, la tolerancia ciudadana al
gobierno está menguada, lo que recae en todo el aparato estatal. La empresa se
muestran sin brújula y la dirección solo atina a repetir la letanía de los
funcionarios que han decidido adoptar. Tomen opinión especializada internacional
y sobre aquella decidan antes que un nuevo derrame arrase con este
directorio.