Continuación de Proyecto Talara: ¿Temor, onerosidad o convicción?, por César Gutiérrez
No solo la realización de los Juegos Panamericanos del 2019,
con un costo estimado de 1,200 millones de dólares (MMUS$), han originado
severas y fundadas críticas en el pensamiento económico de la derecha peruana;
sino también la continuación del Proyecto de Modernización de Refinería Talara
(PMRT); que según las cifras oficiales del portal de Petroperu, al segundo
trimestre de este año, asciende entre lo ejecutado, por ejecutar y lo estimado
en la construcción de servicios a tercerizar; a la suma de 4,600 MMUS$. Habiendo
actuado de catalizador de estar en el ojo de la tormenta, las declaraciones del
Presidente de la petrolera en radio y TV, el empresario minero Augusto Baertl,
donde se rescatan dos afirmaciones sorprendentes: qué aún no puede contestar
técnicamente si el proyecto es la mejor alternativa para el abastecimiento de
combustibles, a la vez que señala que están buscando financiamiento por 3,000
MMUS$, cuando a fines de julio se mencionaba que se necesitaban recursos por
2,400 MMUS$, un adicional inesperado de 600 MMUS$.
Si no tiene una respuesta técnica y están en búsqueda del
financiamiento, es obvio que la decisión de continuar no es por convencimiento
de naturaleza económica, no me lo imagino al señor Baertl hablando de un
carácter estratégico, propio de otros colectivos políticos, eso sería echar sus
evangelios por los suelos. Entonces ¿Por qué continuar? Podríamos entender que
los compromisos adquiridos haría onerosa una resolución de contratos, pero
eso requiere cifras y contratos transparentes para opinar sobre la decisión,
cosa que no se ve hasta el momento. Una segunda respuesta posible es que
continúan porque políticamente es inviable parar la construcción, eso estaría en
contradicción con la afirmación hecha que no han recibido encargo político.
Aceptar esto es manifestar temor a no poder persuadir a los grupos sociales con
la racionalidad económica. La capitulación deshonrosa.
Lo que corresponde a la nueva dirección es gestionar el PMRT
con su convencimiento y con una absoluta transparencia que debe comenzar con la
publicación de los contratos, los que inexplicablemente fueron escamoteados en
el quinquenio pasado, habiendo sido públicos entre el 2008 y el 2011.